Pleno extraordinario del día 6 de febrero: una tomadura de pelo del PP.
Ayer jueves el Alcalde de Zuera, los portavoces del PP, Larqué y Gil, y el resto de los concejales del Partido Popular le hicieron a la oposición y al público que asistía al Pleno lo más parecido a una butifarra. Como Bárcenas, o en otras ocasiones el propio Aznar, hicieron visual, esta vez en forma de abstención, la falta de respeto de este grupo al conjunto de la Corporación, a una práctica mínimamente racional del la política y al sentido común.
Llevaba el PP a esa sesión la propuesta de aprobación de la liquidación de 2010 del Convenio que el Ayuntamiento de Zuera mantiene con el de Ontinar de Salz. Ya decíamos en la entrada anterior que habían perdido el oremus, que la nulidad de pleno derecho declarada en el Juzgado de lo Contencioso nº 4 de Zaragoza a esa liquidación, lo era al acto concreto de aprobación por la Junta de Gobierno Local en noviembre de 2012 ya que debía haber sido aprobado por otro órgano, el Pleno. Pero no exigía la señora magistrada -pueden ver la sentencia pulsando aquí- que como consecuencia del fallo ese documento tuviera imperativamente que llevarse a la aprobación por la Corporación en Pleno.
Sin embargo, esa parece haber sido la singular interpretación que ha prevalecido en el PP Zuera: la nulidad conllevaba la presentación inmediata de esa liquidación al Pleno de la Corporación para que resolviera.
Conociendo el percal nada es imposible, pero es mucho más probable que tanto al alcalde como a los portavoces del grupo popular y de la comisión de hacienda –Bolea, Larqué y Gil- en esta cuestión les haya superado su propia incapacidad y el hartazgo ante una situación que no saben cómo solucionar; y, por tanto, lo que intentan es quitarse como pueden el problema de las manos. Yo no he sido, van a empezar a decir pronto.
Pues bien, aun poniendo en la balanza como eximentes la singular interpretación de la sentencia realizada por los tres dirigentes del PP más su parte de pillería implícita; una vez llevada la liquidación a su aprobación por la Corporación son inadmisibles los tan pobres y escasos argumentos del señor Gil y del señor Larqué a la hora de defender una propuesta a la que han dado tanta importancia, que es la suya, que lleva dando vueltas por los despachos y por los juzgados más de dos años y por la que el PP de Zuera ha hecho “casus bellí” con el Ayuntamiento de Ontinar. Es, repetimos, inamisible.
Y es bochornoso, más propio de una actuación en el Club de la Comedia, que el PP, poniéndose de perfil, se abstuviera en la votación del punto que trajo para aprobar, el mismo que había dado por bueno en la Junta de Gobierno Local del 22 de noviembre de 2012.
Sí, fue bochornoso y produjo vergüenza ajena. Fue, políticamente, una falta de respeto a la Corporación. Es la evidencia de una forma de hacer política que degrada la institución que se gobierna y la representación que se ostenta; es sinónimo de mala gestión, de falta de transparencia y de alejamiento de la realidad.
La decisión del PP levantó risas en el público y en la oposición.